Misión imposible en producto digital
La conexión de los productos digitales con el arte cinematográfico ofrece muchas ideas interesantes. Cuando la he compartido en charlas, textos y también en el programa de dirección de producto de Tramontana, suelen surgir objeciones sobre el ritmo distinto de cada industria. Aunque se aprecia lo fecundo que es el concepto de guion como motor de una funcionalidad, sus procesos creativos plantean reparos: ¿hasta dónde es necesario replicarlos?, ¿qué profundidad debe tener una historia guionizada?, ¿qué tipo de iniciativas son las que mejor se ajustan a ese modelo?
En este reel de Instagram puedes ver que el propio cine también tiene su variabilidad. A partir de un artículo donde el reparto de la saga de Mission Impossible explica de qué forma trabajan, Jason Pargin se detiene a analizar la originalidad de este trabajo que toma como piezas centrales las escenas de acción y a partir de ahí construye la historia.
Este enfoque sigue incorporando el factor decisivo de una historia: se elige un centro en torno al cual se construye el resto. En este caso, una serie de escenas de acción. La improvisación es también un aspecto que juega un papel importante, tanto en el desarrollo de la propia historia como de los propios personajes, que a menudo se van entendiendo y construyendo sobre la marcha.
Todo el conjunto suena familiar: las escenas de acción podrían ser funcionalidades o piezas tecnológicas que se consideran protagonistas —ahora muchas alrededor de la IA—, y los equipos las construyen primero para luego conectarlas; improvisar un poco buscándoles su propio sentido; y en ocasiones también abandonádolas luego porque finalmente no funcionan.
Ya lo dice el propio reparto de la saga: The story is always changing.